Bienvenidos a mi blog Disfutenlo!! por Kevin Alejandro Pop Chun Col. Imperial

"Poemas de mi pais"

"Soneto de maiz a Guatemala" 

Amo tu clima de maíz sonoro.
Tu elevado maíz que madura
con música de sol en la cintura
sobre tu cuerpo vegetal de oro.

  Amo la paz que eleva tu estatura.
La idea de la siembra en que atesoro
este amor, que por amor, lo adoro
junto a la sombra de tu sombra pura.

  Amo tu gesto de maíz tan tuyo.
 En tu clima solemne me estatuyo
con esta voz para cantar propicia.
  
Amo tu mano de maíz sencilla.
Tu mano de maíz en la que brilla
un Quetzal que es diamante de justicia.

                                                                        Autor: Osvaldo Escobar Velado




 "El quetzal es una lanza"

Quetzal, mito, leyenda, humo verde,
pájaro de fuego y esmeraldas.
Copa de ajenjo y de rubíes
lanza desnuda y hoja de maíz
que corona la frente patria.


Quetzal, quetzal de leves alas,
pecho de brasa y cauda de cometa,
¡Oh, puñado de piedras preciosas por el aire,
viva la flecha de jade que cruza el horizonte!


Ayer volabas libérrimo en un bosque
sembrado de luciérnagas de júbilo y de plata,
volabas libre por un cielo claro
de quiebracajetes, geranios y maizales.
Pero el oprobio mancilló tu cauda
y puso en venta tu plumaje de oro,
¡oh, luciente suspiro de las selvas!  
¡oh, aliento tangible de los bosques!

                                                                                Autor: Otto Raúl Gonzáles



"Patria"
 
Ahora lo sé: no eres la noche: eres
una severa y diurna certidumbre.
Eres la indignación, eres la cólera
que nos levanta frente al enemigo.
Eres la lengua para comprendernos
muchos hombres crecidos a tu luz.

 Eres la tierra verdadera, el aire
que siempre quiere el pecho respirar.
Eres la vida que ayer fue promesa
de los muertos hundidos en tu entraña.


Eres el sitio del amor profundo
de la alegría y del coraje y de
la espera necesaria de la muerte.

 Eres la forma de nuestra existencia,
eres la piedra en que nos afirmamos,
eres la hermosa, eres la inmensa caja
donde irán a romperse nuestros huesos
para que siga haciéndose tu rostro.
                                                              Autor: Roberto Fernández Retamar